Que buena noticia la surgida recientemente sobre la posible vuelta de Fedor Emelianenko a la competición. El que está considerado el mejor luchador del peso pesado de la historia de las MMA volverá con su tipito de siempre. El de la barriguita. Ni rastro de abdominales.
Que nadie interprete esto mal. Al contrario. Hay dos cosas de él que siempre me resultaron curiosas: Como bajaba la mirada en la encarada para luego convertirse en otro ser y como con ese físico tan poco atlético pudiera ser tan bueno. Una leyenda. Eso es algo que me encanta de los rusos. En su cultura austera y directa las abdominales si están bien, sino también. Peleadores duros como las piedras, no tienen en su ADN sitio para las tonterías. Entran al octágono, saludan a su oponente, pelean, ganan o pierden, vuelven a saludar a su oponente y se van. No son espectaculares. Hacen su trabajo y con la misma cara de palo con la que aparecen desaparecen.
El gran exponente de esta forma de ser es Emelianenko. Está por ver si el hombre que nunca peleó en el UFC (a pesar de los numerosos intentos de la empresa) es contratado esta vez. En el UFC por supuesto que hay sitio para él. A pesar de perder su aura de imbatible en el 2010 a manos del que ahora es el campeón del peso pesado, el brasileño Werdum, el ruso sigue teniendo un nombre y un status.
Entre otras muchas variantes, una de ellas podría ser repetir pelea contra un Andrei Arlovski resurgido de sus cenizas. Otra, volverlo a poner frente a frente con el croata Mirko Crocop. Estas alternativas y muchas más serían un éxito asegurado. De todos es sabido que hay dos países en Europa que se le resisten al UFC: Francia y Rusia. Contratar a Fedor y hacerlo luchar en Moscú seguro que es el sueño de muchos directivos de la compañía.
El hombre del físico redondo podría volver. Si lo hace no busquéis sus abdominales. Cheick Kongo hubiera sido campeón del UFC si un buen abdomen ganara cinturones.
Por Enrique Gimeno
Hacer un comentario