El BLOG de ENRIQUE GIMENO

ESTE ARTÍCULO NO VA sobre Donald Cerrone ni su gorro de vaquero del que pocas veces se separa en el UFC. Pero sí que tiene algo de relación con los caballos, los cowboys y las películas. Pretendo contestar a ‘lo vaquero’ a una pregunta que alguien puede hacerse sobre los practicantes de Mixed Martial Arts: ¿Será violento por practicar ese deporte?

Para contestar me voy 30 años atrás en el tiempo y me meto de lleno en una peli del oeste, de esas que veía de pequeño. Tenemos la típica escena de un grupo de caballos salvajes a los que hay que domar. Una misión complicadísima porque esos animales no ponen las cosas fáciles por mucho que te llames John Wayne. El vaquero de turno le pone la silla al caballo. De momento, no pasa nada. El vaquero se sube al caballo. Ahora sí pasa. El equino empieza a brincar como si el diablo le poseyera, pega cozes, se estampa contra el vallado, vuelve, va, viene, salta. El cowboy aguanta como puede encima de él. Pasados unos dos minutitos de acción extrema, el caballo para, se relaja, se rinde. El vaquero ha ganado. Ha domado a la fiera. En 120 segundos un ser vivo ha pasado de ser la bestia más salvaje del planeta a un ser sumiso y obediente. ¡¡¡Magia!!!

¿Y qué tiene esto que ver con un practicante de artes marciales o deporte de contacto? Vamos a suponer que un chico con 18 años entra a un gimnasio para aprender MMA. Entra bravo. Evidentemente esa bravura será mayor o menor dependiendo del carácter del chaval. Pasados unos años (no sólo dos minutitos como los caballos salvajes de las películas) el chico convertirá la bravura en sumisión, o para ser más exactos, en respeto. Para domar a ese potro se habrán necesitado dos cosas: entrenamiento y disciplina. En ese proceso de doma también ha ayudado y mucho ese compañero de clase gordete con cara de pan ‘quemao’ que a primera vista parece (sólo parece) un paquete. Resulta que el gordete levanta unas high kicks con su pierna izquierda que ni Mirko Crocop. Además, tiene una rapidez inusitada para ganarte la espalda y buscar la estrangulación. ¡Menuda lección! El chico bravo ha aprendido durante todo este tiempo que ha de respetar a todos sus compañeros ya que cualquiera en un momento determinado te puede dejar en evidencia.

Puede resultar difícil de entender pero estoy plenamente convencido de los beneficios que para el desarrollo de un individuo tienen las artes marciales. El exponerse regularmente a situaciones de tensión y estrés (entrenamientos, sparring, combates) hace que el cuerpo y la mente busquen lo contrario el resto del tiempo (calma, tranquilidad). Aumenta el autocontrol y, por supuesto, también crece la seguridad en uno mismo.

Así que contestando a la pregunta de arriba lo digo claro. NO. Un practicante de MMA no es una persona violenta. Sí lo será como deportista si está compitiendo dentro de un espacio acotado con unas reglas establecidas (esto no es badmington, no nos engañemos). Fuera de ese espacio nos encontramos a personas sumamente respetuosas y equilibradas de las que no hay nada que temer (excepciones habrán como en todas partes). ¿Cuántos de vosotros entrarías a un octágono con Donald Cerrone o Caín Velásquez? Pocos. Fuera de él, no les temáis. Son caballos domados.

Enrique Gimeno

Creo que desde mi trinchera también puedo ayudar en la batalla para hacer crecer el UFC y las MMA en España.

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