EL 1 de agosto de 2015 Ronda Rousey se enfrentaba a la brasileña Bethe Correia, una luchadora con cara de perro rabioso que parecía iba a poner en serios problemas la imbatibilidad de la ‘Reina del UFC’. Nada más lejos de la realidad. La entonces llamada ‘deportista más dominante del planeta’ venció en 34 segundos. Después de una serie larga de golpes, una última mano derecha mandó a Correia a la lona. Esa Ronda de entonces es la misma que ha perdido ante Nunes.
EL PROBLEMA
En los últimos dos años a las divisiones femeninas del Ultimate Fighting Championship ha llegado un perfil de peleadoras que antes no existía: las golpeadoras natas. Holm, Shevchenko o Jedrzejczyk son ejemplos de strikers que transicionan a las MMA para ganar más dinero del que perciben en su deporte de origen.
Cojamos a la archienemiga de Rousey mientras era campeona, Miesha Tate. ¿Qué amenaza tiene el golpeo de Tate? Aún teniendo buenos fundamentos su parte dura está a años luz de las tres luchadoras citadas arriba y, por supuesto, de Amanda Nunes. Antes, Ronda Rousey tenía como rivales a luchadoras que no la podían noquear: Davis, McMann, Carmouche, Zingano. Algunas de las rivales de ahora lanzan unos golpes contra las que Rousey no tiene respuesta.
LA SOLUCIÓN
Afortunadamente para Ronda Rousey esto son Artes Marciales Mixtas no boxeo o kickboxing. La primera solución al problema sería que se sentara con su entrenador, el iluminado Edmond Tarverdyan, y que hablaran largo y tendido. Si Rousey quiere seguir peleando y volver a acabar con la mano en alto, necesita cambios (por supuesto, también dentro de ‘cambios’ incluyo la posibilidad de cambiar de entrenador).
«¿Cómo le gano a estas cabr****?», debería reflexionar Rousey. Nada mejor para encontrar soluciones que ver cómo otros han resuelto problemas semejantes al tuyo. Y ahí, al menos a mí, se me ocurren nombres como los de Demian Maia, Dong Hyun Kim o Ryan Hall.
Estos tres luchadores del UFC saben perfectamente cuáles son sus virtudes: el suelo y las sumisiones. Lógicamente también conocen sus defectos: el golpeo. Así que con algunas variaciones plantean siempre unas peleas en las que se exponen lo más mínimo a los puños de los adversarios. Llamémosles aburridos, sí, a veces sus combates lo son pero, ¿se trata de ganar, no?
Así que si Rousey vuelve a pelear y tiene delante una striker a lo Nunes bien haría en centrarse en derribar y someter. No puede permitirse ni cinco segundos de intercambio, aunque se coma algún golpe en el intento. Derribar y someter. Se pierda la energía que se pierda intentándolo, hablamos de una medallista olímpica en judo. Derribar y someter.
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