El padre de Yoel Romero (Pinar del Río, Cuba, 1977) no quiso que su hijo fuera boxeador. Era un deporte demasiado fuerte para su vástago. Todo ello a pesar de que el boxeo corría por las venas de la mayor parte de la familia. De hecho, el propio ‘papá’ Romero había sido miembro del equipo nacional y el hermano pequeño de Yoel, Yoan Pablo Hernández, acabó siendo campeón del mundo.
El caso es que el camino del ‘Soldado de Dios’ se dirigió hacia la lucha. De ahí llegaron los éxitos y las medallas (Plata en Sídney 2000). Y de ahí llegó al UFC en 2013 con 35 años. Se vislumbraba un wrestler imponentemente temible para la categoría de los 84 kilogramos. Y sí, temible ha sido pero no de la manera que se esperaba. Romero no ‘wrestlea’.
El cubano tiene una base de lucha como la que pueda tener Khabib o Cormier pero apenas la utiliza. ¿A que se os hace difícil recordarlo controlando en el suelo y golpeando? La fama que se ha ganado a pulso en los siete años que lleva en el Ultimate Fighting Championship es la de brutal golpeador siempre con el modo bestia activado. A su ritmo, eso sí.
Precisamente esa es una de las claves de su juego, la peculiar cadencia de sus combates. Si Yoel Romero fuera un atleta sería un velocista, nunca un fondista. Tiene demasiado músculo para largas distancias. Por eso, el bueno de Romero se las idea como buenamente puede para aguantar en las peleas.
Va lento, lento, lento hasta que explota y ataca con potencia, como hace un velocista cuando arranca y corre. Luego intenta recuperar y vuelta a empezar. En peleas a cinco capítulos, su dosificación le lleva a regalar asaltos para recuperar el aliento.
Aficionado 1: «¿Dónde está Romero? No hace nada».
Aficionado 2: «Tranquilo, volverá en el siguiente round».
Es más, diría que esa regulación de energías es la que hace que no utilice el wrestling. Cansa mucho derribar a alguien que sabe cómo defenderse de los derribos.
Lo mejor de todo es que a pesar de tener 42 años nadie duda de que tiene serias opciones de ganarle este próximo fin de semana a un chaval como Adesanya y hacerse con el cinturón medio. Es más, tampoco dudéis de que hay Romero para años.
Tal y como ha declarado en el UFC 248 Countdown, The Soldier of God tiene la intención de superar al boxeador Bernard Hopkins compitiendo. Eso significa llegar y pasar de los 51 ‘tacos’.
Ahí queda eso, Romero.
Hacer un comentario