No es habitual pero ocurre. Me refiero a ese luchador que hace el camino de entrada al octógono entre lágrimas. Uno podría pensar que alguien que está a punto de ponerse en modo ‘war on’ lo último que se supone tendría que hacer es salir llorando como un niño de cinco años al campo de batalla. Ocurre.
Se lo vimos un 21 de noviembre de 2015 a Enrique ‘Wasabi’ Marín en Monterrey (México) el día que hacía su debut en el UFC. El primer español en pelear en el UFC moderno salía entre lágrimas sujetando la bandera de España. Lágrimas del sur eran.
Igual que este pasado fin de semana con Michel Pereira en la velada de Rochester (Nueva York). El brasileño, que por si no lo conocéis acaba de llegar a la compañía y se convertirá en poco tiempo en el luchador más espectacular del peso welter, hizo el camino de entrada visiblemente emocionado. Era también su primer día.
Luchadores como ‘Wasabi’ y Pereira rompen a llorar primero, porque cada uno es como es y segundo, porque antes de llegar a la cima más alta han superado muchas cotas. Ese Michel ‘Demolidor’ Pereira que llega este pasado fin de semana al UFC es un tío que aún con 25 años tenía un 21-9. Ha competido en medio mundo, en promotoras regulares, malas y peores. Ha ganado, ha perdido, ha ganado, ha perdido, ha ganado… Y, por fin, le llega la hora.
Sus lágrimas, como las de Enrique Marín, son lágrimas de gente que no va a ser campeona ni se va abrochar nunca ningún cinturón mayor.
Ya lo han ganado con el hecho de llegar al Ultimate Fighting Championship.
»»»PD: El estilo espectacularmente alocado de Pereira es como si mezclaras a Magomedsharipov, Yair Rodríguez y Tony Ferguson en uno. Eso sí, el primer golpe que soltó en su victoria contra Danny Roberts fue un recto de derechas. El segundo, también.
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