Sábado pasado, 11 de marzo de 2017, John McCarthy (Los Angeles, 1962) para la pelea entre Belfort y Gastelum en Fortaleza (Brasil). Belfort ya no tiene respuesta ante los puños de Gastelum en la recta final del primer round. Buena parada arbitral.
11 de marzo de 1994, McCarthy oficia su primer combate en el UFC2 (Denver), octavos de final, Sean Daugerthy contra Scott Morris. Gana Morris por rápida sumisión (guillotina). 23 años hay entre un día y otro.
«Para ser sinceros, una de las razones por las que Rorion Gracie (uno de los fundadores del UFC) me eligió fue porque decía que no me importaba ver que golpearan a gente», confesaba McCarthy este pasado verano en una entrevista para la web oficial del UFC. Pero Rorion Gracie en cierta manera se equivocaba. Por eso, al acabar el UFC2 (el mismo en el que peleó Alberto Cerro León) el ‘Gran’ John McCarthy le dijo que lo dejaba. No le gustaba el hecho de que el árbitro no pudiera parar las peleas. El fin de los combates solo podía llegar si uno de los luchadores palmeaba, era noqueado o desde su esquina tiraban la toalla. «No podía estar allí como un tonto y dejar que alguien fuera golpeado hasta la muerte. Si alguien no puede defenderse, tengo que tener la potestad de parar la pelea».
McCarthy no se fue. Se le escuchó y poco a poco fue ganando protagonismo dentro de las MMA, aportando su experiencia en la creación del marco regulador del UFC, las llamadas Reglas Unificadas de las Artes Marciales Mixtas. La conversión de espectáculo violento a deporte profesional seguro le debe mucho a este policía de Los Ángeles -hijo también de policía- y practicante desde joven de boxeo, wrestling y jiu-jitsu.
Serio y profesional, McCarthy no es de esos que hace ‘corazoncitos’ a cámara cuando le presentan. Y aunque hay algunos pocos que no tragan con él (Jon Jones), la mayor parte respeta y valora sus 23 años de carrera como el hombre de negro más influyente del universo MMA.
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