
Corren malos tiempos para los tramposos dentro del UFC. La USADA (Agencia Americana contra el Dopaje) ha puesto cerco a todos los luchadores y luchadoras que tratan de mejorar su rendimiento con la magia de lo ilegal. Los controles de esta agencia a los profesionales del Ultimate Fighting Championship llegan a tal extremo que sus agentes pueden llegar a llamar a las puertas de la casa de un luchador a las 6 de la mañana. «Hola, buenos días, perdone las molestias. Vengo a cogerle una muestra de orina».
Esta presión sobre los peleadores, si bien puede resultar asfixiante en muchas ocasiones, es la mejor manera de limpiar, en la medida de lo posible, un deporte. El caso es que el principal promotor de todo esto es el UFC ya que es la propia compañía la que ha buscado llegar a acuerdos con la USADA. Sinceramente, ¿me gustaría saber si en la NFL o en la NBA los controles antidopaje son iguales? Lo dudo. Bueno no, no lo dudo.
La consecuencia más explícita visualmente de esta política es la del cambio físico de los luchadores hipermusculados. Cualquiera que haya seguido la trayectoria del hercúleo Vitor Belfort aprecia claramente el cambio sufrido en los últimos años por el brasileño. Sin la posibilidad de recurrir al -antes legal según que casos- TRT (Tratamiento para la Reposición de Testosterona), Belfort parece otro. Casualmente, su último rival en el UFC204 de Manchester, el peso medio Gegard Mousasi, tiene mucho que agradecer a la Agencia contra el dopaje. «Gracias a la USADA voy a ser pronto campeón del UFC». Y es que seguramente, gracias a la actual persecución del dopaje, Michael Bisping ya lo ha sido.

Hacer un comentario